El Grimorio Prohibido de Paracelso: Tus Células Obedecen al Verbo Sagrado (Audiolibro Revelador):

La respiración del verbo sagrado (ritual de poder que reprograma directamente la memoria celular):

Cada mañana, antes de que el sol tocara el horizonte, sentarse mirando hacia él. Coloca tu mano izquierda sobre el corazón y la derecha sobre el plexo solar (centros donde se almacena la información emocional que luego se convierte en química corporal). Respira profundamente llenando primero el vientre, luego el pecho, luego la garganta. En cada inhalación absorbe el prana matutino. En cada exhalación liberaba las toxinas emocionales acumuladas. Y mientras respiras, pronuncia estas palabras como si fueran una oración sagrada:

«Mi cuerpo es el templo perfecto de mi alma inmortal. Cada célula vibra en armonía divina. Mi sangre es el río sagrado que lleva vida a cada rincón de mi ser. Mis órganos danzan al ritmo de la salud perfecta, que es mi naturaleza verdadera«.

(No decirlas como quien repite un mantra. Pronunciarlas como quien da órdenes a un ejército, con autoridad, con certeza. Con la convicción de quien conoce el poder de su propio verbo durante siete respiraciones, siete veces, siete órdenes directas a los 70 billones de soldados celulares que conforman su ejército corporal).

En la primera semana se cambia el campo energético. Se deja de emanar la frecuencia de la muerte. Comienza a vibrar en la frecuencia de la vida.

Los médicos ven síntomas, los sanadores ven palabras convertidas en carne. Los médicos atacan la enfermedad. Los sanadores corrigen el verbo.

La sangre es el río consciente que lleva los decretos del alma a cada célula del cuerpo. Cada gota de sangre es como un mensajero que susurra a los órganos las órdenes que has dado con tus palabras, tus pensamientos, tus emociones. Tu sangre no distingue entre una orden consciente y una queja inconsciente.

Consagración de la sangre sagrada: sentado en posición de loto con las palmas de las manos sobre el corazón, visualiza tu sangre como un río de luz dorada que fluye por todo su cuerpo. Mientras respiras profundamente, debes pronunciar estas palabras con la autoridad de quien conoce su poder:

«Sangre de vida divina que fluye por mis venas. Cada gota es medicina perfecta. Cada célula sanguínea es un mensajero de salud. Mi sangre transporta vida, vitalidad y regeneración a cada órgano, cada tejido, cada célula de mi templo sagrado«.

(No es solo una oración, es una reprogramación completa de la información que su sangre transporta). Durante la visualización debes ver como su sangre dorada limpia cada órgano nutriendo cada célula, llevando oxígeno puro y vitalidad a cada rincón de su cuerpo. Debes sentir como tu corazón bombeaba no solo sangre, sino conciencia pura, amor líquido, vida concentrada.

«Mi sangre está bien«, «Mi sangre es perfecta«, «Mi sangre transporta vida«.

Transmutación del veneno emocional:

Primero debes reconocer y nombrar exactamente cada emoción que has reprimido. No es suficiente decir, «Estoy triste o siento ira.» Debes ser específico. Siento una ira ardiente hacia mi hermana por haberme traicionado. Siento humillación por haber sido ridiculizada públicamente. Siento culpa por haber deseado su muerte. Siento miedo de que nunca pueda confiar en nadie otra vez.

Segundo, debes dar permiso consciente a tu cuerpo para liberar los químicos tóxicos almacenados. Esto lo harás colocando tus manos sobre cada órgano afectado y pronunciando estas palabras exactas: «Cuerpo mío, servidor fiel, te ordeno liberar ahora todo el veneno que has guardado por obediencia. Ya no necesito estos químicos de dolor. Los libero con gratitud por haberte protegido y te ordeno crear ahora solamente los químicos de la paz. el perdón y la renovación«.

Tercero, debes expresar físicamente cada emoción reprimida hasta que el cuerpo sienta la liberación completa. Esto significa gritar tu ira hasta que la garganta se sienta limpia, llorar tu tristeza hasta que no queden más lágrimas, temblar de miedo hasta que el sistema nervioso se calme  naturalmente.

Cuarto, una vez liberado el veneno, debes dar órdenes específicas de creación de nuevos químicos. «Cuerpo mío, ahora crea los compuestos de la compasión hacia mi hermana, pues ella también sufrió por sus acciones. Crea los químicos del perdón hacia mí mismo, pues hice lo mejor que pude con la sabiduría que tenía. Crea las sustancias de la confianza renovada, pues soy capaz de discernir a quién entregar mi corazón«.

Quinto, debes alimentar diariamente estas nuevas órdenes con palabras de poder pronunciadas con absoluta convicción. Cada mañana, al despertar, debes decir, «Cada célula de mi cuerpo vibra ahora con los químicos de la paz. Mi piel se regenera con los compuestos de la belleza divina. Mi sangre fluye con los elixires de la alegría. Mi corazón late con los ritmos del amor incondicional«. 40 días, el tiempo que requiere el cuerpo para renovar completamente la mayoría de sus tejidos.

Técnica del altar sagrado:

Primero debes purificar tu altar cardíaco, confesando en voz alta cada traición que has cometido contra los dictados de tu corazón. No basta con el arrepentimiento mental. debes pronunciar cada  contradicción hasta que sientas físicamente cómo se liberaba la tensión electromagnética acumulada. Segundo, debes consagrar nuevamente tu corazón como altar sagrado, colocando ambas manos sobre tu pecho y pronunciando estas palabras de poder:

«Corazón mío, altar sagrado de mi alma, te consagro nuevamente como templo del amor divino. Que cada latido sea una oración, cada pulso una bendición, cada ritmo un himno de gratitud. Te ordeno vibrar únicamente con la frecuencia del amor incondicional«.

Tercero, debes establecer un ritual diario de coherencia cardíaca. Cada mañana, antes del alba, debes sentarse en silencio con las manos sobre tu corazón y sincronizar conscientemente tu respiración con sus latidos. Respirar durante cinco latidos, mantener el aire durante cinco latidos, exhalar durante cinco latidos. Esta práctica creará coherencia electromagnética entre tu corazón, tu cerebro y todo tu sistema nervioso.

Cuarto, debes tomar una decisión irrevocable. Vivir completamente según los dictados de tu corazón noble, y abandonar para siempre las actividades que lo contradicen. No puedes continuar siendo un altar dividido sin destruir literalmente tu corazón físico.

La respiración como puente sagrado:

En cada respiración el alma baja del cielo para besar la materia y la materia se eleva para abrazar al espíritu. Es el puente divino que une el alma con el cuerpo. El trauma corta esta conexión y el espíritu vaga como huérfano en los planos sutiles, incapaz de habitar plenamente el templo de carne. No es  simplemente un proceso mecánico de intercambio de gases, sino el vehículo sagrado que transporta la fuerza vital desde los planos divinos hasta cada célula de tu cuerpo físico. Cada inhalación trae consigo no solo oxígeno, sino prana, pneuma, ruag, elento de Dios mismo que anima la materia inerte.

Primero coloca tus manos sobre el pecho. Dí: «mi alma conoce el camino de regreso a casa. Con cada respiración que haga, le mostraré el puente que la llevará nuevamente a habitar completamente mi cuerpo. No hay prisa, no hay miedo, solo el ritmo eterno del cielo y la tierra encontrándose en mi corazón.»

Respira profundamente, siente el ritmo natural de una respiración completa. Inspira lentamente durante ocho latidos de corazón, manten el aire durante cuatro latidos y expira durante ocho latidos. Este ritmo es la proporción exacta que utiliza el alma para entrar y salir del cuerpo. Sigue una hora respirando en este ritmo.

Cuatro respiraciones sagradas que todo ser humano debe conocer para mantener la conexión perfecta entre el espíritu y la materia:

La primera es la respiración de arraigo que conecta el alma con el cuerpo físico. Se respira dirigiendo conscientemente el aire hacia la base de la columna vertebral, visualizando raíces doradas que se extienden hacia el centro de la Tierra. La segunda es la respiración de elevación que conecta el cuerpo con los planos superiores del alma. Se respira llevando el aire hasta la coronilla, visualizando un hilo de luz que se extiende hacia las estrellas. La tercera es la respiración de expansión, que conecta el corazón con todo lo que existe. Se respira expandiendo el pecho como si fueras a abrazar el universo entero. La cuarta es la respiración de integración, que une los tres centros principales del ser humano, el cerebro, el corazón y el vientre. Se respira en un circuito consciente que conecta estos tres altares sagrados en un solo templo viviente. Durante 40 días, el tiempo que requiere el espíritu para establecer nuevos patrones de habitación en el cuerpo.

El decreto de regeneración:

Coloca tus manos sobre tus ojos, cerrados y conecta conscientemente tu garganta con tu corazón y tu alma. Esto lo logras respirando profundamente hasta que sientas que las tres cámaras de tu ser vibran en perfecta armonía.

Segundo, pronuncia las palabras de poder con una convicción tan absoluta que cada célula de tu cuerpo las escuche como órdenes directas del creador. Las palabras específicas son: «Yo soy la luz que ilumina mis propios ojos. Ordeno a mis nervios ópticos regenerarse completamente. Decreto que mi vista se restaure más perfecta que antes. Estas palabras son la verdad absoluta que mi cuerpo obedece ahora«. Tercero, debes repetir estos decretos tres veces cada mañana al momento exacto en que sale el sol, porque es cuando la fuerza creadora del universo está más activa. Debes pronunciar cada palabra como si fuera la primera vez que esa palabra existía en el mundo con la frescura de la creación original.

Cuarto, durante el resto del día debes hablar únicamente palabras que reforzarán el decreto de regeneración. Esto significaba eliminar completamente de tu vocabulario frases como, «No puedo ver, soy ciego, está demasiado oscuro.» En su lugar, debes decir constantemente, «Estoy recuperando mi vista. Veo cada día más claramente. Mis ojos se fortalecen momento a momento.»

La medicina de la conciencia unificada:

La fragmentación mental crea fragmentación física.

Primero debes identificar y nombrar cada una de las personalidades falsas que has creado para sobrevivir en diferentes situaciones. Segundo, debes dialogar conscientemente con cada fragmento, agradeciendo el servicio que le había prestado, pero declarando que ya no necesitas esas máscaras para sentirse segura. Debes decir a cada personalidad falsa, «Te agradezco por haberme protegido, pero ahora tengo el valor de ser quien realmente soy. Te libero con amor y tomo mi poder de vuelta.» Tercero, debes conectar con tu esencia auténtica, la conciencia pura que existía antes de crear todas las personalidades protectoras. Esto lo lograrás sentándose en silencio cada amanecer y preguntándose, ¿quién soy yo cuando no estoy tratando de ser nadie en particular?, ¿Qué siento cuando no estoy fingiendo sentir lo que otros esperan?, ¿Qué quiero cuando no estoy queriendo lo que es socialmente aceptable?. Cuarto, debes tomar la decisión más valiente de toda tu vida. Vivir únicamente desde su conciencia auténtica sin importar las consecuencias sociales. Esto significaba hablar tu verdad aunque disgustara a otros, seguir tu corazón aunque no fuera comprendido, expresar su esencia aunque fuera juzgado. Quinto debes dar órdenes específicas a cada órgano desde tu conciencia unificada. Coloca tus manos sobre tu corazón y dile, «Corazón mío, ya no necesitas latir con la arritmia de la contradicción. Te ordeno latir con el ritmo perfecto de mi verdad.» Haz lo mismo con cada órgano, dándole permiso para funcionar según su naturaleza divina original.

La resurrección diaria: El arte supremo de renovar completamente el cuerpo físico durante las horas de sueño, el arte de morir y renacer cada día, de convertir el sueño en un sacramento de regeneración total.

El sueño no es simplemente un periodo de descanso para el cuerpo físico. Es el momento en que el alma se libera de las ataduras de la materia y puede realizar el trabajo más profundo de sanación y  renovación, pero la mayoría de los hombres duermen como animales, sin conciencia alguna de los procesos milagrosos que podrían activar.

Cada noche antes de entregarte al sueño:

Primero acuestate en posición perfectamente recta, con los brazos extendidos a los lados del cuerpo, formando la figura de una cruz. Luego comienza a recitar en voz baja una serie de invocaciones:

«El que deviene deviene en todas las formas y el señor del límite vive en paz«. Constituyen una declaración de intención dirigida a las fuerzas cósmicas que gobiernan los procesos de muerte y renacimiento. Más importante que las palabras mismas es la visualización que las acompañaba.

Imagina tu cuerpo físico como un templo sagrado que cada noche debe ser purificado y renovado completamente. Visualiza que tu cuerpo se disuelve gradualmente en una luz dorada, comenzando por los pies y subiendo lentamente hasta la coronilla. Cada célula, cada tejido, cada órgano se desintegra en partículas de luz pura que ascienden hacia los cielos. Durante este proceso de disolución consciente el alma se libera completamente de las limitaciones físicas y puede acceder a los planos superiores de la creación, donde existen los moldes perfectos de todo lo que existe en el mundo material. En esos planos, tu alma puede contemplar el patrón perfecto de tu cuerpo, tal como fue concebido originalmente en la mente del creador, sin enfermedad. Sin envejecimiento, sin las deformaciones que ha acumulado a través de años de pensamientos erróneos.

La segunda fase del proceso consiste en la reconstrucción consciente del cuerpo físico. «Una vez que has contemplado el patrón perfecto, debes dar la orden consciente para que tu cuerpo se reconstituya de acuerdo a ese modelo divino». «Esto se hace mediante una declaración específica que debe pronunciarse con absoluta convicción y fe inquebrantable«: «Mi cuerpo se renueva según el patrón perfecto. Toda enfermedad, todo envejecimiento, toda corrupción es expulsada del templo de mi cuerpo«.

El matrimonio alquímico: Cada célula de tu cuerpo es simultáneamente altar y templo, lugar donde lo divino y lo humano deben encontrarse en perfecta armonía.

Coloca tu mano derecha sobre el corazón, y la izquierda sobre el vientre. Ahora respira profundamente y

declara, «Yo soy el cielo que desciende y la tierra que asciende. En mi interior se consuma la boda sagrada de los opuestos.»

El matrimonio alquímico no es meramente una técnica de sanación, sino la restauración de nuestra naturaleza original.

El legado eterno: Realización de la vida eterna que ya mora en nosotros.

Cada palabra pronunciada con conciencia sagrada se convierte en decreto divino, cada pensamiento sostenido con amor se transforma en realidad tangible, cada respiración consciente es un acto de creación universal.

Sana al reconocer tu propia naturaleza divina. «Yo soy más que este cuerpo que padece. Soy el espíritu eterno que eligió esta experiencia para despertar. Yo reconozco en mí la luz inextinguible que nunca nació y nunca morirá.»

Ultima enseñanza :Cada amanecer es tu oportunidad de renacer. Cada palabra consciente es tu poder de crear. Cada acto de amor es tu contribución a la sanación del mundo.

El Verbo Sagrado Paracelso | PDF

GUÍA PARA PRÁCTICA:

La respiración del verbo sagrado: En la mañana, antes de que el sol tocara el horizonte, sentarse mirando hacia él (Este).

Respira profundamente llenando primero el vientre, luego el pecho, luego la garganta.

«Mi cuerpo es el templo perfecto de mi alma inmortal. Cada célula vibra en armonía creacional (con el Creador). Mi sangre es el río sagrado que lleva vida a cada rincón de mi ser. Mis órganos danzan al ritmo de la salud perfecta, que es mi naturaleza verdadera«.

Consagración de la sangre sagrada: visualiza tu sangre como un río de luz dorada que fluye por todo su cuerpo. Respira profundamente.

«Sangre de vida creacional que fluye por mis venas. Cada gota es medicina perfecta. Cada célula sanguínea es un mensajero de salud. Mi sangre transporta vida, vitalidad y regeneración a cada órgano, cada tejido, cada célula de mi templo sagrado«. «Mi sangre está bien«, «Mi sangre es perfecta«, «Mi sangre transporta vida«.

Transmutación del veneno emocional: «Cuerpo mío, servidor fiel, te ordeno liberar ahora todo el veneno que has guardado por obediencia. Ya no necesito estos químicos de dolor. Los libero con gratitud por haberte protegido y te ordeno crear ahora solamente los químicos de la paz, el perdón y la renovación«.

«Cuerpo mío, ahora crea los compuestos de la compasión hacia mis congéneres, pues ellos también sufrieron por sus acciones. Crea los químicos del perdón hacia mí mismo, pues hice lo mejor que pude con la sabiduría que tenía. Crea las sustancias de la confianza renovada, pues soy capaz de discernir a quién entregar mi corazón«.

«Cada célula de mi cuerpo vibra ahora con los químicos de la paz. Mi piel se regenera con los compuestos de la belleza creacional. Mi sangre fluye con los elixires de la alegría. Mi corazón late con los ritmos del amor incondicional«.

Técnica del altar sagrado: «Corazón mío, altar sagrado de mi alma, te consagro nuevamente como templo del amor creacional. Que cada latido sea una oración, cada pulso una bendición, cada ritmo un himno de gratitud. Te ordeno vibrar únicamente con la frecuencia del amor incondicional«.

Respirar durante cinco latidos, mantener el aire durante cinco latidos, exhalar durante cinco latidos.

La respiración como puente sagrado: «Mi alma conoce el camino de regreso a casa. Con cada respiración que haga, le mostraré el puente que la llevará nuevamente a habitar completamente mi cuerpo. No hay prisa, no hay miedo, solo el ritmo eterno del cielo y la tierra encontrándose en mi corazón.»

Respira profundamente, siente el ritmo natural de una respiración completa. Inspira lentamente durante ocho latidos de corazón, manten el aire durante cuatro latidos y expira durante ocho latidos. Este ritmo es la proporción exacta que utiliza el alma para entrar y salir del cuerpo.

Cuatro respiraciones sagradas: Respiración de arraigo: dirigir el aire hacia la base de la columna vertebral, visualizando raíces doradas que se extienden hacia el centro de la Tierra. Elevación: llevar el aire hasta la coronilla, visualizando un hilo de luz que se extiende hacia las estrellas. Expansión: expandir el pecho como si fueras a abrazar el universo entero. Integración: Une los tres centros principales del ser humano, el cerebro, el corazón y el vientre. Respira conectan estos tres.

Decreto de regeneración: Manos sobre tus ojos cerrados; conecta tu garganta con tu corazón y tu alma respirando.

«Yo soy la luz que ilumina mis propios ojos. Ordeno a mis nervios ópticos regenerarse completamente. Decreto que mi vista se restaure más perfecta que antes. Estas palabras son la verdad absoluta que mi cuerpo obedece ahora«.

«Estoy recuperando mi vista. Veo cada día más claramente. Mis ojos se fortalecen momento a momento.»

Medicina de la conciencia unificada: «Te agradezco por haberme protegido, pero ahora tengo el valor de ser quien realmente soy. Te libero con amor y tomo mi poder de vuelta.»

Preguntate: ¿quién soy yo cuando no estoy tratando de ser nadie en particular?, ¿Qué siento cuando no estoy fingiendo sentir lo que otros esperan?, ¿Qué quiero cuando no estoy queriendo lo que es socialmente aceptable?.

Órdenes específicas a cada órgano: «Corazón mío, ya no necesitas latir (subsistir) con la arritmia de la contradicción. Te ordeno latir (funcionar) con el ritmo perfecto de mi verdad.» Haz lo mismo con cada órgano, dándole permiso para funcionar según su naturaleza creacional original.

Resurrección diaria: El arte supremo de renovar completamente el cuerpo físico durante las horas de sueño, el arte de morir y renacer cada día, de convertir el sueño en un sacramento de regeneración total.

El sueño no es simplemente un periodo de descanso para el cuerpo físico. Es el momento en que el alma se libera de las ataduras de la materia y puede realizar el trabajo más profundo de sanación y renovación, pero la mayoría de los hombres duermen como animales, sin conciencia alguna de los procesos milagrosos que podrían activar.

Cada noche: Acuestate, con los brazos extendidos en cruz.

«El que deviene deviene en todas las formas y el señor del límite vive en paz«.

Visualiza: tu cuerpo se disuelve gradualmente en una luz dorada, comenzando por los pies y subiendo lentamente hasta la coronilla. Cada célula, cada tejido, cada órgano se desintegra en partículas de luz pura que ascienden hacia los cielos. El alma se libera de las limitaciones físicas y puede acceder a los planos superiores de la creación, donde existen los moldes perfectos de todo lo que existe en el mundo material. Contempla el patrón perfecto creacional de tu cuerpo, tal como fue concebido originalmente en la mente del Creador, sin enfermedad. Sin envejecimiento, sin las deformaciones que ha acumulado a través de años de pensamientos erróneos.

«Una vez que has contemplado el patrón perfecto, debes dar la orden consciente para que tu cuerpo se reconstituya de acuerdo a ese modelo creacional».

«Declaración específica: pronunciarse con absoluta convicción y fe inquebrantable«: «Mi cuerpo se renueva según el patrón perfecto. Toda enfermedad, todo envejecimiento, toda corrupción es expulsada del templo de mi cuerpo«.

Matrimonio alquímico: «Yo soy el cielo que desciende y la tierra que asciende. En mi interior se consuma la boda sagrada de los opuestos.»

El legado eterno: «Yo soy más que este cuerpo que padece. Soy el espíritu eterno que eligió esta experiencia para despertar. Yo reconozco en mí la luz inextinguible que nunca nació y nunca morirá.»

 

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